Lindes
Entendemos como linde lo que se encuentra entre dos espacios: la franja o terreno que separa dos lugares ya sean terrenales, espirituales o de pensamiento. Y los márgenes como lo que no se incluye, lo que está fuera.
Este proyecto se apoya en los limites, los márgenes y los espacios intermedios. Compuesto por dos conjuntos de piezas, unas realizadas en papel y otras en tela.
Las piezas en papel juegan con la superposición, las veladuras y los sucesos que estos generan.
Las telas son concebidas de forma escultórica. Aunque su punto de vista principal es frontal, su exposición debe ser exenta, puesto que el revés es de tanta importancia como el derecho; como también lo son los espacios entre telas, los huecos y las sombras que estos revelan.
Cada pieza está compuesta por dos telas pintadas al temple creando texturas como si de pintura mural se tratase. Estas piezas componen cuadriculas a modo de retícula irregular, la retícula que nos sitúa en un espacio, lo organiza, lo descompone, lo ordena.
En algunos casos es la tela al ser rasgada la que deja ver su propia urdimbre que surge a la vista pasando de lo oculto a lo visible. Las telas son trapos o trozos de sabanas antiguos, reminiscencia del textil que pertenece al interior de ese espacio arquitectónico nómada, la morada. Marcando la línea entre lo común y lo intimo.
Entendemos como linde lo que se encuentra entre dos espacios: la franja o terreno que separa dos lugares ya sean terrenales, espirituales o de pensamiento. Y los márgenes como lo que no se incluye, lo que está fuera.
Este proyecto se apoya en los limites, los márgenes y los espacios intermedios. Compuesto por dos conjuntos de piezas, unas realizadas en papel y otras en tela.
Las piezas en papel juegan con la superposición, las veladuras y los sucesos que estos generan.
Las telas son concebidas de forma escultórica. Aunque su punto de vista principal es frontal, su exposición debe ser exenta, puesto que el revés es de tanta importancia como el derecho; como también lo son los espacios entre telas, los huecos y las sombras que estos revelan.
Cada pieza está compuesta por dos telas pintadas al temple creando texturas como si de pintura mural se tratase. Estas piezas componen cuadriculas a modo de retícula irregular, la retícula que nos sitúa en un espacio, lo organiza, lo descompone, lo ordena.
En algunos casos es la tela al ser rasgada la que deja ver su propia urdimbre que surge a la vista pasando de lo oculto a lo visible. Las telas son trapos o trozos de sabanas antiguos, reminiscencia del textil que pertenece al interior de ese espacio arquitectónico nómada, la morada. Marcando la línea entre lo común y lo intimo.